viernes, 29 de octubre de 2010

EL MAESTRO DE LOS SUPERSUDACAS
EDUARDO GALEANO
Supersudaca, octubre 2010


La mejor forma de hacer que un libro gane popularidad es censurarlo”

El KabezaNegra no tiene el placer de poder publicar una entrevista con el maestro de los maestros Eduardo Galeano. Aunque no tengamos una entrevista con Galeano, quien en septiembre estuvo de paso por Suecia para recibir el premio "Stig Dagerman", Kabezanegra estuvo presente en el Aula Magna de la Universidad de Estocolmo con micrófono y cámara en mano para documentar los hechos. En esta mítica noche, y como si de un suceso mágico se tratara, nuestro mundo que está patas para arriba se puso sobre sus pies. (Más adelante en estas líneas les quedara claro por qué)

Galeano, el escritor de ‘Las Venas Abiertas de América Latina’ -un libro de carácter casi sagrado para muchos latinoamericanos- parece haber estado en nuestro ideario colectivo desde siempre. Galeano parece no sólo haber habitado las esferas académicas; su influjo se siente, y lo hemos sentido como buenos sudacas, en el exilio, en la escuela cuando éramos chiquitos, en las arterias de nuestros corazones aquel día en que por primera vez enamorados leíamos ‘El libro de los abrazos’ o ‘Memorias del fuego’.

Tu primer contacto con este querido escritor y periodista pudo haberse dado por circunstancias fortuitas. Si tuviste suerte, seguro te topaste con alguna crónica o libro suyo, como le ocurrió al embajador de Uruguay, quien como más tarde esa noche nos relatara, llegó a conocer a su coterráneo dado un hecho muy simple: un librito de Galeano llegó a su casa gracias a que su hermano había contraído apendicitis y se encontraba en cama consumiendo lecturas. ‘Las venas abiertas de América Latina’, que en principio había deleitado al convaleciente, pasó más tarde por las manos de todos los integrantes de la familia, despertando de esta forma la conciencia social del embajador. El librito, inocente, casi cándido debido al título, pudo haber llegado hasta ti como cualquier otra novela. Pudo tal vez haber llegado a tus manos como un regalo de tu padre que vivía en el exilio, en un país lejano y frío, con la intención de abrirte los ojos para que quizás en tu corazón se cultivara la semilla que te permitiera entender por qué el exilio y el por qué nunca hay que aceptar este mundo al revés en que te tocó nacer. En fin, ya sea porque te lo regalaron, porque lo pediste prestado en la biblioteca de tu pueblo, porque te encontrabas en cama recién operado, si alguna vez lo leíste, en una cosa estarás de acuerdo conmigo: este libro con suerte debe haber pasado la censura. Es más, en Uruguay no la pasó, pero no obstante, y gracias a su nombre -que a muchos hacía creer que se trataba de un libro sobre la anatomía del cuerpo humano-, pudo circular abiertamente por las cárceles ya que los gendarmes no intuían su real contenido. Como sucede con la mayoría de las mejores cosas de este mundo, la prohibición, la censura, hicieron que este libro se transformara en un deleite. Y un deleite es él, Galeano mismo, quien en su visita a Estocolmo no hiciera otra cosa que corroborar algo que todos los KabezasNegras conocemos: prohíbannos algo, y dejaremos la cagá.

No entraremos a discutir el por qué y cómo pudo suceder semejante entuerto, pero para la visita de Galeano sólo la mitad del Aula Magna fue reservada, y una hora antes de que el escritor comenzara la charla se veía que esto había sido muy erróneo. Con la amenaza inminente de tener que desalojar la sala, producto de que la mitad del aula Magna estaba repleta hasta el borde de lo imaginable -con gente parada en los pasillos y en las puertas del aula- las voces en cuello de los presentes sólo dejaban en claro lo siguiente: censúrennos, oblíguennos a evacuar y la historia volverá a repetirse, el pueblo se levantará y no se rendirá hasta dejar que la palabra vuele libre. Realmente había que luchar a brazo partido por quedarse en la sala, ya que la visita a esta casa de estudio no era la de cualquier escritor sino la de alguien que además de estar traducido a la lengua sueca es, para nosotros los KabezasNegras nacidos o crecidos en Suecia, el padre de los cuentos que en nuestra infancia nos hicieron caer rendidos en los brazos de Morfeo, el pilar y la guía de nuestra infancia en el exilio, el padre de nuestros más grandes anhelos de justicia social. Comprensible entonces no rendirse y no desalojar, a pesar de que uno de los organizadores del evento nos lo pidiera. Pero es ahí, en aquellos críticos minutos, entre el desalojo y la revolución de los espectadores, cuando sucede la magia en un país tan estricto como es Suecia, con su leyes tan macanudas sobre la seguridad...nuestro súper escritor -y esto confirmado por fuentes muy muy fiables por KabezaNegra- se niega a dar una charla si proceden a actuar de esta manera contra el público. Dados tamaño temple y consecuente actitud, a los organizadores no les quedó otra que dar inicio a la charla. En un aula repleta, donde todos los reglamentos de seguridad fueron violados, nuestro súper sudaca dio una conferencia inolvidable y que a muchos de los espectadores les puso la carne de gallina. Por una hora y media estuvimos todos en una burbuja hermosa viendo este mundo al revés, y con la sensación que por un instante -gracias a la consecuencia de Galeano, quien diera la pelea por nuestro derecho a escucharlo- por un instante el mundo estuvo sobre sus pies...

Una semana después de esta inolvidable noche, pasó lo que nosotros temíamos y al parlamento sueco entro el partido conchasumandre Demokráterna. De no haber asistido a esta noche mágica con Galeano, KabezaNegra quizás se hubiese echado a morir. Pero claro está que, si por un instante has visto el mundo sobre sus pies, sabes y sientes hasta la médula, que hay que puro dar la pelea.... gracias Eduardo, gracias por haber dado este ejemplo de consecuencia e inyectarnos con las ganas de luchar.